Inca Garcilaso de la Vega

Gómez Suárez de Figueroa, mejor conocido como Garcilaso de la Vega, “el Inca”, nació en la ciudad del Cuzco, en el antiguo Virreinato del Perú, en 1539. Sus padres eran de origen étnica diferente: su padre era Sebastián Garcilaso de la Vega, un capitán español que participó en la conquista del Imperio Inca en Perú en 1534; su madre era Isabel Chimpu Ocllo, princesa del viejo Imperio Inca. Por esta unión, su hijo era llamado de raza “mestiza”, es decir nacido de padre español y de madre indígena americana. El Inca Garcilaso fue, entonces, el primer escritor latinoamericano propiamente dicho de la historia.

Durante su vida de escritor, produjo las obras más importantes que hoy son consideradas fuentes primarias fundamentales para el estudio de la historia de América.

Asimismo, la figura histórica del Inca Garcilaso de la Vega es muy importante para la historia local del pueblo de Posadas. El Inca es quien transcribió los recuerdos de Gonzalo Silvestre sobre la expedición de conquista a la Florida por Hernando de Soto de 1539 – 1543. Durante los cinco años entre 1587 y 1592, el Inca se trasladó periódicamente a Posadas donde vivía el veterano conquistador Silvestre para entrevistarle sobre sus hazañas en América. Juntos, por curiosidad y afán de escribir historia, llegaron a escribir la primera obra por la que el Inca es considerado padre de la Literatura Iberoamericana, La Florida del Inca.

El Inca Garcilaso conoció a Gonzalo Silvestre cuando aún era un joven adolescente en la casa de su padre, el capitán Sebastián Garcilaso. Éste último era compañero de armas de Silvestre y le gustaba invitar a sus amigos para que compartieran sus aventuras de conquista. Probablemente en aquel momento en el Inca creció el germen de contar historia, haciendo referencia directa a los relatos de los conquistadores españoles, incluso de Silvestre.

En 1559 murió el padre del Inca y dejó en su testamento el dinero suficiente para que su hijo viajara a España para recibir una instrucción literaria. Llegado a España el Inca se traslada a Montilla, donde su tío posee algunas propiedades. Desde aquí se traslada varias veces a las Cortes del Rey en Madrid donde el destino le reunió con Gonzalo Silvestre, ambos pidiendo recompensas para los servicios prestados a la Corona en América. Quizás en las Cortes nació entre ellos una amistad y complicidad que les llevarían a colaborar juntos en la redacción de La Florida del Inca. Años después, en 1587 el Inca empezó a viajar regularmente a Posadas con el fin de recabar toda la información posible para la redacción de su obra antes de la muerte de Gonzalo Silvestre.

En 1592, cuando falleció Gonzalo Silvestre en Posadas, La Florida del Inca estaba ya acabada. Sin embargo, por falta de escribientes y por otras muchas dificultades el Inca tardó varios años en publicarla.

El Inca Garcilaso de la Vega falleció en Córdoba, donde residía desde 1591, el 23 de abril de 1616.