Capilla de la Vera Cruz

En la calle de Los Gaitanes, hoy de Gaitán, nos encontramos con esta pequeña y noble capilla Neoclásica del S. XIX. Su fachada tiene una anchura de 5 metros y su portada se nos presenta adintelada y rematada en un frontón triangular partido y sobre él un óculo para dar luz al interior. Posee una pequeña espadaña de un solo vano de reciente reconstrucción. La espadaña originaria estaba provista de una campana, la de Ntra. Sra. de los Ángeles.

Cuenta la leyenda que sólo repicó en su historia una vez, cuando pasó por la calle el Rey Alfonso XIII camino de la ermita de Jesús.

Originalmente la puerta era algo más estrecha pero hubo necesidad de reformarla para que pudiesen salir los pasos cuando la Hermandad de la Vera-Cruz se trasladó a ella en los años 60 del pasado siglo.

Su estructura está compuesta por una única nave de 12’50 metros de larga que termina en ábside compuesto por tres arcos a cada lado: los de abajo del coro rebajados y los cuatro siguientes de medio punto; separados por pilastras rematadas por volutas a modo de capitel de orden jónico. El presbiterio es ovalado, la bóveda del techo de medio cañón, carece de cúpula y, como tal, posee un cuarto de esfera.

Historia del Edificio

La Capilla no se entiende sin conocer su origen, vinculado con la Fundación Gaitán y su Escuela de Niñas Educandas, creado tras la expulsión de los franceses de nuestra Villa y no comenzó su edificación hasta 1818.

Fueron los Hermanos Pelagio María y Joaquín Rafael Gaitán Romero quien en su afán de seguir los pasos de su compañero D. Luis Fernández de Santiago, después de heredar los terrenos que su hermano Antonio Gaitán, escribano público de la Villa, había comprado los legaron para la construcción del Patronato de Niñas Educandas, el cual no fue abierto hasta después de 184, ya muertos los Gaitanes, comenzando su educación más de 100 niñas.

Los hermanos Gaitanes eran hijos de D. Rafael Gaitán y Pérez de Arteaga, Escribano Público de la Villa a quien sucedió su hijo Antonio, y sobrinos del presbítero D. Juan Manuel Gaitán, quien influiría en la vocación de sacerdotal de estos hermanos. Vivieron en la segunda mitad del S. XVIII y su infancia no hubo de ser demasiado opulenta ya que uno de ellos, D. Joaquín Rafael no pudo ordenarse hasta que su abuela, Dña. María Páez, donó una casa en 1767 para que éste pudiese alcanzar la Cóngrua. A partir de entonces, siendo su hermano Antonio ya Escribano Público, debieron prosperar porque en 1786 este último compró el solar de lo que luego sería el susodicho Patronato de niñas Educandas, donado por sus dos hermanos sacerdotes a la muerte de éste. Este edificio fue afectado por la desamortización de 1799.

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