Fortaleza

«Sepan quantos esta carta vieren como yo don alfonso porla graçia de dios rey de castilla de toledo de leon de galizia de sevylla de cordoua de murçia de jaen dl algarbe e sennor de molina yo e la reyna dna maiya my abuela e el ynfante don pedro my tyo e myos tutores vymos una carta dl rey don aºl (Alfonso) my vi sabuelo fcha enesta guysa [CARTAS DE ALFONSO X y DE LOS REPARTIDORES] E yo il sobredcho rey don alfons con consejo e con otorgamyt dlos dhos mys tutores e por q iste lugar se pueble mejor por razo dla guerra qs con los moros e se faze agora y un castillo q cumple mucho pa my servyçio e q fallen y viandas e otras cosas e q se acojan y los omes q viene de sevylla a cordoua e de cordoua a sevylla e por qla tierra is yerma y podria tomarla otros omes grand daño sy iste lugar se ermase […]».

Este documento, que se completará más adelante, está fechado en Toro el 25 de octubre de 1314, y nos deja el edicto mediante el cual Alfonso XI dictamina se construya un «castillo» en Las Posadas. Pero veamos antes qué desprendemos de él:

a) Siendo aún menor para gobernar, la carta es mandada escribir en nombre del rey por su regente, su abuela doña María de Molina, su tío el infante don Pedro y sus tutores, Martín Gracia, Diego Rodríguez y Juan Martínez.

b) Con este documento se confirman las cartas de la demarcación del término por los repartidores y el villazgo dado por Alfonso X.

c) Los motivos por los que se ordena la construcción de un castillo, que finalmente será fortaleza o recinto amurallado, serán dos convenientemente encadenados: el obstinado repoblamiento del núcleo urbano que impida la toma del lugar por musulmanes, y la adaptación del lugar como punto de referencia para el avituallamiento y pernoctación de los viajeros entre Córdoba y Sevilla, debidamente protegidos.

No tenemos más testimonios documentales de la época para saber quiénes fueron sus arquitectos, cuáles sus planos, de dónde sus materiales, cuánto su coste, etc., sólo un dato en el que, según Ramírez de las Cazas Deza, la finalización de la construcción acontece en el año 1320 (GARCÍA BENAVIDES, 1980; RODRÍGUEZ LARA, 1988). Tan sólo poseemos citas puntuales en algunos documentos mucho más tardíos de los archivos históricos de nuestra población y un interesante «paño de pintura».

1) Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Posadas (en adelante AHPPO), signatura 1104: folio 62 recto. 16 de octubre de 1644. En una Carta de Venta, Bartolomé Borrego vende a Sebastián Muñoz de la Haba dos casas juntas en la calle de Bartolomé Márquez, linde con un cortinal de los hijos de Cristóbal del Álamo y otros linderos.

Posible ubicación de la c/ de Bartolomé Márquez en el «Plano de población del término de Posadas, hoja 1ª, del Instituto Geográfico y Estadístico» (3 de febrero de 1892)

Por un lado, para casos en los que con el tiempo los castillos y fortificaciones dejaban de tener su función y sus elementos eran absorbidos y reaprovechados por las edificaciones vecinales, cortinal «designaba la existencia de estas murallas, pues implica un espacio de tierra delimitado por cortinas de muralla dentro de una población» (LÓPEZ MUÑOZ, 2006). Por el otro, como apunta García Benavides, la calle de Bartolomé Márquez sigue siendo una incógnita en cuanto a su localización (GARCÍA BENAVIDES, 2006). No obstante, por dicho cortinal, nosotros planteamos la conjetura de que fuera una calleja que conectó la c/ Amargura con el Camino de la Bodeguilla, calle que existió al menos hasta 1892 como vemos en la cartografía histórica.

2) AHPPO, 1032: 142r. 16 de agosto de 1689. En una Carta de Poder, Antonio Núñez, vecino de Lora, dice que, cuando se casó, su suegro le dio en dote la tercia parte de unas casas de morada en la calle de San Sebastián, linde con la Iglesia y con el torrejón. Estas casas podemos localizarlas hoy día en la c/ Fernández de Santiago nº 2 pues, si la Parroquia está al oeste, el «torrejón» debe estar al este, en la esquina con c/ Padre Borrego del Río.

3) Archivo de la Real Chancillería de Granada (ARCHGR), 059CDFI, M.P.D. 127. Año de 1739. En el «Paño de pintura del pleito [por una isla de tierra] entre el Almirante de Aragón y la villa de Las Posadas» el pintor acertó a señalar, no sólo las tierras en disputa, sino todo el contexto de las mismas incluida la Villa de Las Posadas, donde despuntan cinco torres en su núcleo urbano (más tarde haremos una nota sobre esta pintura).

4) AHPPO, 1188: 65r. 15 de septiembre de 1746. En una Carta de Arrendamiento, Juan de Navas alquila a Pedro Muñoz y Andrés Yáñez, clérigo capellán, unas casas en la calle de San Sebastián, linde con la calle que va a la plaza del Torrejón y otros linderos. Esta casa, que hace esquina, da su fachada a la c/ Fernández de Santiago y a la c/ Padre Borrego del Río, la cual conduce a la plaza del Torrejón, por lo que no puede ser otra sino la actual plaza de los Pósitos. Hoy podríamos relacionarla con una de esas dos esquinas, es decir, la c/ Fernández de Santiago nº 2 o nº 4.

Detalle del «Paño de pintura del pleito [por una isla de tierra] entre el Almirante de Aragón y la villa de Las Posadas» de 1739 de la Biblioteca Auxiliar del Archivo de la Real Chancillería de Granada (retoque infográfico por Manuel Romero Bogas).

5) Archivo Histórico Provincial de Córdoba, Libro de «Bienes de legos o seglares» del Catastro de la Ensenada: folio 152r y 152v. Año de 1752. Juana Díaz posee la «terzera parte de una casa en calle San Sebastian yndivisa con los demas que con ygualdad corresponden a D. Andres Yañez y Dª. Maria de Navas, confronta con la de Pedro Paez y haze esquina a la calle del Torrejon». Además de encontrarnos nuevamente con el clérigo Andrés Yáñez, también lo hacemos con esta última calle, la que conecta Fernández de Santiago con Pósitos, es decir, c/ Padre Borrego del Río.

6) Archivo Histórico Municipal de Posadas (en adelante AHMPO), caja 1548. Libro de Acuerdos Capitulares de 1791, folio 58r. 5 de noviembre de 1791. En una Carta dirigida al Concejo, Pedro de Coca Díaz comunica que «en la calle que denominan de la Moreria en ella ay un pedazo de terreno a la parte del norte, mirando al medio día, entre las cassas de Antonio de Estevez, y el Hospital de la Caridad, que imperfecciona dicha calle, esta lleno de peñascos, es de puvlico aprovechamiento; y solo es apto para construir en el unas cassas «, por lo que, según las Leyes de Policía y otras gubernativas sobre la perfección en el viario, pide licencia para construir y agregarse dicho terreno. Hoy podemos identificar esta casa con la ubicada en la plaza de los Pósitos nº 1, entre el edificio del INEM y la esquina con c/ Morería.

7) AHMPO, caja 1548. Libro de Acuerdos Capitulares de 1791, folio 57r. 12 de noviembre de 1791. En una Carta dirigida al Concejo, Antonio Estévez informa, al igual que su vecino, que «tengo unas casas propias donde hago mi morada, en la calle de la Morería en la acera que hace frente al medio día, delante de las quales, y por la izquierda hasta la esquina, que sale a la plaza hai un pedazo de terreno, y en el unos torreones, o promontorios de muralla hundida, que sobre inperfeccionar la calle, y servir de estorvo en ella, puede serlo tambien de escondrijo para cometer algunas maldades «, por lo que, según las Leyes sobre la perfección en el viario, pide licencia para construir y anexarse dicho pedazo. Según las indicaciones, el terreno corresponde con la c/ Morería nº 2 hasta la misma esquina con plaza de los Pósitos.

Si esto es lo que nos aporta los documentos posteriores a la Carta de Alfonso XI, en una horquilla aproximada entre 1644 y 1791, la otra línea de investigación que nos queda son los restos que perviven a día de hoy (sin intervención arqueológica), es decir, algunas noticias de obras menores y los dos elementos supervivientes de la fortaleza: el Arquito y la torre-campanario de la Iglesia. Es así que, nuevamente, debemos recurrir a la Arqueología sin Arqueología, incesante leitmotiv en este trabajo del que el lector ya se habrá percatado.

Muy escasas son las noticias de los hallazgos descubiertos en obras. En la casa que hace esquina entre c/ Morería y Pza. de los Pósitos, que ya hemos visto en los expedientes anteriores, nos comunicaron que de antiguo se adaptó un lienzo de muralla al hábitat actual, el que fue muro sur del Hospital de la Caridad, formando parte de la segunda crujía respecto a la c/ Morería.

En 2006, los operarios del Ayuntamiento rompieron parte de los cimientos de la muralla norte cuando canalizaban un nuevo alcantarillado en la c/ Lonja de la Iglesia, entre la esquina noroeste de la parroquia y la puerta principal de la misma.

Por último, que sepamos, la última actuación en dicho templo, entre 2006 y 2007, fue de lo más hermética y silenciosa, sin duda alguna ilegal en cuanto a cautelas histórico-artísticas y arqueológicas, pues nos consta la aparición de diversos restos como una lápida funeraria de un familiar de los Abarca fallecido en 1661; ¿qué más se nos habrá robado de nuestra Historia…?

La fosilización de las calles del casco histórico y los datos anteriormente expuestos dan pie a ofrecer un intento de interpretación de lo que pudo ser su fisonomía: se trata de una fortaleza o recinto amurallado de forma pseudocuadrangular, de unos 100 x 90 m, conformado por una serie de lienzos murales de sillería coronados por almenas. En sus esquinas se insertan cuatro torres comunicadas a través de una ronda interior a los muros, a la altura de los merlones, como otros ejemplos de la época. Se completa con una torre vigía en el paño norte (la actual torre-campanario) y, probablemente, cuatro puertas orientadas a los puntos cardinales:

a) Puerta oeste, que conectaría la posible c/ de Bartolomé Márquez con el Camino de la Bodeguilla.

b) Puerta sur, localizada en la desembocadura de la c/ Amargura con la c/ Morería.

c) Puerta este o Arquito, único acceso conservado en la actualidad, consistente en un espacio enmarcado por un doble arco, el exterior ligeramente apuntado y el interior de medio punto, los cuales acogen una bóveda de arista.

d) Puerta norte, protegida por la torre vigía, enlazaría el camino de Córdoba-Sevilla con el patio de armas o plaza del Sol.

La torre vigía la constituye un cuerpo prismático de planta cuadrada, de 7’75 m de altura. Se accedía a ella mediante un vano en su cara sur, hoy tapiado, el cual da acceso a una escalera de caracol. Posee dos saeteras, también cegadas, orientadas al este, es decir, pensadas ante posibles ataques desde el camino de Córdoba-Sevilla. En su momento estaría rematada por almenas, al igual que todo el conjunto del recinto fortificado, sin saber mucho más de su azotea por la adaptación posterior como campanario.

Con esta construcción los objetivos del rey se vieron cumplidos: los viajeros del camino de la margen derecha del Guadalquivir contarían con una plaza de avituallamiento y hospedaje, la repoblación con nuevos habitantes resultaría más viable y los vecinos se asentarían intramuros consiguiendo la protección deseada.

Fuente: DANIEL GARCÍA ARRABAL, Posadas, Historia de una Villa, 2014.

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