Plaza de los Lavaderos

PLAZA DE LAVADEROS

Se trata de un lugar estratégico, un importante cruce de caminos y descansadero de animales, junto al Haza de la Mesta, la Ermita de Santiago (antes de Belén) y frente a la Fortaleza de Posadas en la Morería, desde la que se suministraba agua a la población y transcurría el camino Córdoba a Sevilla o, hacia el norte, el camino que conducía a la Cañada Real Soriana, pasando por la Ermita de Bellarrosa.

En esta plaza existían dos fuentes, la de Lavaderos, que suministraba a las antiguas pilas, y el Pilar de Triana, abrevadero de ganado, y sus aguas sobrantes iban a regar varias huertas o tomar el cauce del arroyo del Barranco.

PILAR DE TRIANA

Sobre esta fuente, el primer documento escrito que nos habla de su existencia es un pleito hallado en las Reales Chancillerías de Granada de 1492.

Los arrieros con sus recuas y los pastores con sus rebaños se paraban cuando iban de camino para que los animales bebieran en el pilar. También se utilizaba como abastecimiento de agua, pues las mozas iban a llenar sus cántaros. La Fuente congregaban a numerosas mujeres también, especialmente de las clases populares, que llenaban de regocijo la plaza con su trajín de lebrillos y cubos.

Hoy día sigue quedando el Pilar de Triana como único monumento original, pero ya en desuso ganadero. Sus tres caños sueltan, de forma discontinua, el agua que mana de la Sierrezuela, que era potable. Sospechamos, por las diversas obras que ha sufrido la plaza, que existe un pozo que almacena el agua y vierte hacia la fuente el sobrante, a modo de sifón.

FUENTE DE LOS LAVADEROS, pilas públicas.

La fuente de los lavaderos no existe en la actualidad, dado que fue destruida durante unas obras de remodelación de la plaza hace décadas, sin tener en cuenta lo valioso de este elemento patrimonial etnológico. En su sitio se halla, con factura más reciente, el MONUMENTO a los Malenos caídos en los campos de concentración nazi, concretamente el de MAUTHAUSEN-GUSEN y BUCHENWALD, que albergó el mayor número de paisanos de la localidad. Venga esta lista para honrar su memoria:

Antonio Blanco González

Manuel Bogas Fenoy

Carlos Carmona César

Luis Carmona Delgado

José Durán Bernete

Manuel Fructuoso García

Manuel Gómez Rubio

Manuel Ojeda Ortega

Juan Rivero González

Manuel Rivero Reyes

Rafael Rodríguez Vallés

Juan Rubio Ortega

Francisco Sánchez López

Juan Urbano Rubio

Antonio Valenzuela

Enlaces de interés sobre Mauthausen-Gusen:

Españoles en Mauthausen

MAUTHAUSEN : Una visita al infierno

MAUTHAUSEN | EL CAMPO DEL HORROR – Documental en español

Tràiler Mauthausen – Gusen: la memòria

El siguiente vídeo puede herir sensibilidades pero la verdad no debe ser escondida:

Los últimos andaluces de Mauthausen

 

 

MONUMENTO A LAS LAVANDERAS

Sirva este Monumento para recordar el origen de nuestras fuentes y pilas, y honrar así a las mujeres que trabajaban en las labores del hogar, con la dificultad de tener que desplazarse diariamente para obtener agua potable y lavar sus ropas o las ajenas.

Limpiar la indumentaria es una necesidad que no tiene interrupción temporal y, en momentos sin infraestructuras de conducción de agua potable, los lugares propicios para realizarlo eran los ríos, arroyos y barrancos por donde discurría el agua.

Como decimos, se trata éste de un cruce de caminos donde bajan las aguas que provienen de La Sierrezuela y convergen con diversos afloramientos acuíferos y con el arroyo del Barranco, el cual descendía desde la actual calle Alcántara hasta el «Caño de la Mona» o «Almona» (del árabe máwna, de jabón o jabonería, quizá por alguna fábrica cuyos residuos corrían sobrantes por su curso). Por esto, dicho entorno se convierte en un enclave propicio para construir un aljibe que almacene agua, unas pilas para lavar ropa y un abrevadero para abastecimiento del ganado, como consta en el documento más antiguo que menciona la existencia de un pilar de agua hacia el 3 de agosto de 1492.

Desde estas infraestructuras se suministró agua a la población, pues las mozas iban a llenar sus cántaros o se dedicaban a lavar sus ropas en las pilas, cuando no eran contratadas por familias pudientes para tal menester. Los lavaderos congregaban a numerosas mujeres, especialmente de las clases populares, que llenaban de regocijo la plaza con su trajín, donde las lavanderas se daban a cantar o parlotear sobre las anécdotas de la vida. Era un lugar bullicioso y alegre, si no había alguna disputa en los turnos para usar una pila.

Desconocemos el origen de los lavaderos y la cantidad de pilas iniciales, las cuales se configuraban a dos aguas, una frente a otra, y esculpidas con piedra caliza de nuestra Sierrezuela.

Existe constancia documental en el Archivo Histórico municipal que en 1890 se aprueban por Pleno la realización de las obras necesarias para evitar el estancamiento del líquido filtrado a la plaza y profundizar el canal que las abastece. Quizás sea ésta la fecha en la que se sustituyen las pilas de caliza originales por las de ladrillo y mortero que la ciudadanía malena conoce, ya sea físicamente o por imágenes. A pesar de ello no se profundiza en la documentación si las labores de restauración implican la retirada de todas las pilas de caliza, al ser ésta una piedra porosa y, por lo tanto, muy filtrante, o solo algunas de ellas. O si por el contrario se practica una impermeabilización integral de las mismas con mortero. Lo que si podemos observar por las imágenes de principios del siglo pasado es que se amplía el número de pilas ya construidas en ladrillo y mortero.

En enero 1913, según acta de Pleno en el Archivo Histórico municipal, se propone ampliar el número de pilas y cubrirlas. Se calcularon unas 500 ptas. Un mes después se presenta presupuesto para las obras de 1.183 ptas, el cual se pasa de las previsiones. Se realizan nuevos cálculos y en agosto de ese año hay nuevo proyecto para cubrir y no ampliar el número de pilas, que sería de 748 ptas. Aunque se pasa de las 500 primeras se aprueba incluyendo la demasía en presupuestos Generales del año siguiente. Esto quiere decir que se pondría el techo hacia 1914, continuando con sus servicios hasta la llegada de la red de aguas potables. Una de las últimas imágenes que tenemos de nuestras pilas es de 1962. Para la década de los 80 ya no quedaba rastro de las mismas, convirtiéndose la plaza en una zona ajardinada de albero. Décadas después sufrió una nueva remodelación configurándose la misma en una plaza solada a dos niveles. La penúltima remodelación de la plaza devolvió su carácter de entidad continua al mismo nivel y en leve pendiente y, en la actualidad, en un esfuerzo por recordar su carácter original y honrando a la mujer trabajadora, se construye un Monumento a la Lavandera, recuperando algunas de las posibles pilas originales de caliza.

Visor Turístico de Posadas