Minas de Calamón

El campo minero de Calamón se localiza en una extensa zona del Este del término municipal.

A ésta pertenecían a principios del s. XX las minas de Cinco Amigos, Mayo II (o Montenegro), San Salvador, San Eduardo o El Sello, Cádiz, Recompensa a la Constancia y El Francés, y los denuncios de Cansavacas y Mayo III. De ellas se extraía plata, plomo y cinc, siendo el grupo minero Cinco Amigos el más importante de la zona por explotación y producción. No obstante, estos campos han sido explotados desde épocas remotas como lo atestigua una serie de utensilios romanos encontrados, así como, varios pozos mineros. El 30 de octubre de 1692 se dio “licencia para beneficiar una mina antigua de plata” en este lugar.
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En 1900, la sociedad inglesa The Calamon Mining Company of Spain comienza a explotar su riqueza. Su dueño, John Power, se estableció junto al embarcadero de mineral en las inmediaciones de la estación de ferrocarril. Allí se construyó un palacete, un campo de tenis y unos jardines que llamó Los Menestrales, popularmente conocidos en la época como Jardín de los Ingleses.

En Cinco Amigos se llegaron a escavar 2 pozos, el mayor con 317 metros de profundidad, 11 plantas y galerías de hasta 336 metros de longitud. En la mina Mayo II se excavaron 3 pozos, el mayor con 556 metros de profundidad, 7 plantas y galerías de hasta 73 metros de longitud.

Suministraba energía a las minas la central eléctrica que se instaló en la orilla derecha del Guadalquivir. La evacuación del mineral se realizaba por vagonetas pendientes de un cable aéreo, sistema Bleichert, que iba desde Calamón hasta el embarcadero que estaba junto al muelle del ferrocarril.

Sin embargo, al igual que sucedió con las minas de la zona de La Plata, la 1ª Guerra Mundial hundió la producción dado que las blendas argentíferas se fundían en zonas en conflicto y no se hallaron otras fundiciones donde colocarlas. Quedaron en paro 500 familias. En julio de 1916 la compañía inglesa traspasó la propiedad de sus minas a la hispano-francesa Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya. Pero esta compañía al no obtener mejores rendimientos y no poder superar la crisis provocada por la guerra, la falta de mercados, los problemas del transporte y la competencia, tuvo que cerrar y desmantelar sus instalaciones, incluso la central eléctrica y el cable aéreo, en 1922.