Dolmen de la Sierrezuela
El pasado de la especie humana se divide en dos grandes períodos, la Prehistoria y la Historia, divididas a su vez por distintas etapas que se separan por grandes hechos que cambiaron la forma de vida de las sociedades humanas del momento.
Antes de continuar debemos aclarar que se suelen usar fechas absolutas para delimitar las Edades o Etapas de la evolución humana que no coinciden en todas las regiones del mundo de forma homogénea, es decir, las fechas no son iguales para las sociedades de cada territorio. De modo que la Agricultura se descubrió hace 10.000 años y empieza el Neolítico, pero en España fue hace 5.000 años y es ésta la fecha tomada para la misma Época. Por esto es importante comprender que existe una fechación distinta para las Edades del ser humano en España y las del ser humano en la Tierra.
Para el caso de los dólmenes de Posadas nos centraremos en la Prehistoria, que se divide a su vez en:
- Paleolítico (Inferior, Medio y Superior)
- Neolítico (Inicial, Medio y Final)
- Edad de los Metales (Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro)
En España, las fechas que se manejan, apoyadas en los hallazgos arqueológicos, son:
- Paleolítico: desde hace 1 millón de años hasta el 5.000-5.500 a.C., donde se descubre la Agricultura.
- Neolítico: desde el 5.500-5.000 a.C. hasta el 2.500 a.C., donde se descubre el uso de los metales para hacer herramientas. La cerámica, aunque es conocida desde el Paleolítico, se desarrolla en esta Era con plenitud.
- Edad de los Metales: desde el 2.500 a.C. hasta el desarrollo de las culturas prerromanas y la introducción de la escritura con las colonizaciones fenicias y griegas.
Con la invención de la Escritura o la introducción de la misma en los diversos territorios comienza la Historia.
Dolmen II
El Dolmen de la Sierrezuela II se halla en un entorno natural privilegiado, el cual ha sido dotado con una figura de protección del patrimonio natural específica para zona cercanas a entornos urbanos, con gran cantidad de especies vegetales autóctonas, algunas de ellas protegidas, y otras declaradas bajo su singularidad.
El dolmen de la Sierrezuela II, según el PGOU, se halla bajo la protección especial por valores histórico-culturales.
En el cual se ubican restos arqueológicos localizados al menos desde el periodo Calcolítico.
A unos 20 cm del nivel inicial marcado por la superficie visible de estas grandes lajas, el cual se usó como ítem de referencia para la limpieza y homogenización del nivel, hallaron un sedimento, formado por tierra más oscura (en contraposición con el sedimento rojizo y arcilloso del depósito proveniente del Dolmen I), el cual se interpretó como suelo a la intemperie entre los años 1960 y 1991 (espacio temporal entre el que se plantan los pinos y se deposita la tierra arcillosa).
Se detectó una posible línea exterior de ortostatos a 60 cm aproximadamente de la entrada al dolmen que, como apreciamos posteriormente, continua hacia el SO por la izquierda y al NO por la derecha, formando lo que podría ser una línea circular u ovalada de contención de la tierra o construcción de un posible túmulo artificial. La posible estructura exterior circular u ovalada no determinó si se trataba de una estructura de construcción del montículo de forma artificial (túmulo) o si esta posible estructura circundante es anterior a la construcción del posible dolmen.
El Dolmen Sierrezuela II fue intervenido a través de una Actividad Arqueológica Puntual de Excavación Arqueológica, una iniciativa del Ayuntamiento de Posadas por la salvaguarda y recuperación de su patrimonio histórico y natural. En concreto, por uno de los espacios más representativos y emblemáticos de su término como el Parque Periurbano La Sierrezuela, declarado espacio natural, protegido por la Junta de Andalucía y el cual forma parte de la Zona de Especial Conservación Guadiato-Bembézar, integrado en la Red Natura 2000.
Hallazgos arqueológicos prehistóricos en Posadas
Del Paleolítico tenemos constancia del hallazgo de útiles ocasionales en la zona del Botijón. Cantos rodados a los que se les ha practicado, por golpeo, la técnica de sacar un perfil cortante para su uso.
Del Neolítico contamos con las donaciones de los propietarios de las parcelas de la zona de Paterna y los hallados en la finca pública de Las Rozas del Pozuelo, que se resumen en puntas de flecha talladas, láminas líticas dentadas, y un hacha realizada con la técnica de la piedra pulida. Dentro del término municipal de Hornachuelos, en fincas que lindan con el de Posadas, han sido hallados restos de cerámica pertenecientes, posiblemente, a la cultura campaniforme en La Aljabara y Mezquitillas dentro de cuevas naturales, y una Cista megalítica en El Bramadero.
Para el Calcolítico hemos datado el Dolmen Megalítico de la Sierrezuela y, según Bonsor en su Epistolario, de herramientas en la zona minera de Calamón.
De la Edad del Broncetenemos constancia, según la base de datos de la Junta de Andalucía, de un yacimiento arqueológico en la zona del Barranco del Búho, próximo al Torilejo.
Como bien sabemos, las características de las sociedades del Paleolítico son el nomadismo, en busca de caza y zonas de recolección. Vivían en cuevas y abrigos naturales en los que comenzaron a realizar las pinturas rupestres o en pequeñas cabañas ocasionales. Es en el Neolítico cuando, con motivo del descubrimiento de la agricultura y la ganadería cuando estas sociedades comienzan a hacerse sedentarios, estableciendo un núcleo principal y/o varios temporales.
Con la Edad de los Metales ya se encuentran establecidos completamente en una zona concreta, hecho que se contrasta con la realización de cementerios (Monumentos Megalíticos) en lugares concretos. Si veneraban a sus antepasados más importantes en estas grandes tumbas debieron establecerse en zonas donde pudieran vigilarlos y cuidarlos. La población llana seguía enterrándose en los fondos de cabaña donde vivía la familia.
Los monumentos Megalíticos son cementerios dedicados a los jefes de las tribus, chamanes o personajes importantes de la misma. Se comenzaron a realizar al final del Neolítico y principios del Calcolítico, coincidiendo con el sedentarismo. En este marco temporal se data el Dolmen de la Sierrezuela, en el 2.500-2.000 a.C.
Fue descubierto por D. Antonio Benavides, quien lo puso en conocimiento de la Administración y en 1991 fue excavado con carácter de urgencia por el Museo de Palma del Río, dirigido por Dña. María Reyes Lopera.
Durante la excavación de esta tumba megalítica se descubrió que se trataba de un dolmen de galería, es decir, de un monumento megalítico que constaba de un único espacio sin separación, lo que nos indica que se configura como cámara alargada de casi 8 metros de longitud por 0’80 a 1’5 metros de ancho.
Está compuesto por 11 grandes rocas o lajas por cada uno de sus lados clavados en la tierra a unos 1´7 metros de profundidad; más algunas rocas de menor tamaño, y una gran laja de cierre en su cabecera. La entrada se cierra con lajas de menor tamaño.
En su interior fueron hallados, en una zona más o menos central, un paquete de huesos largos y dos cráneos, un ajuar funerario compuesto por un conjunto de pequeñísimos fragmentos de cerámica lisa, dos puntas de flecha de sílex, ocho fragmentos de láminas también de sílex, tres núcleos laminares y tres lascas, una de ellas laminar y un fragmento de roca negruzca que presenta tres planos de pulimentación.
En cuanto a su orientación, a la par que trascendental, se considera estandarizada. El eje del dolmen marca una orientación Noroeste-Sureste, a modo y semejanza de la mayoría de los dólmenes de estas características.
Los monumentos megalíticos, además de enterramientos, tienen algunos usos que se hallan implícitos en la propia orientación que disponen y su ubicación. Así pues, disponer de la entrada orientada al sureste nos puede indicar la posición que tiene el sol en el solsticio de invierno, o el lugar por donde sale el sol en el momento de su construcción, por lo que podemos averiguar con una exactitud relativa el momento del año en el que fue construido.
En cuanto a su emplazamiento en una zona elevada nos indica el cuidado y aprecio que poseían estos lugares, evitando con ello que cualquier fenómeno natural pudiera deteriorarlos a través de la colmatación del dolmen por avenidas de agua, sedimentos o desplazamiento de tierras.
También debemos tener en cuenta que entre el Neolítico y el Calcolítico se comenzó a fraguar el germen de las ciudades, de los asentamientos humanos con normas y tradiciones particulares y diferentes a los cercanos, comienzan a germinar el sentimiento de igual y diferente en tanto en cuanto al lugar donde se vive. Aparecen las primeras disputas entre poblados por los terrenos agrícolas, por la producción, por la ganadería, por los recursos. Es en este sentido en el que algunas corrientes de investigación consideran a los dólmenes como indicadores del ámbito de actuación del grupo humano al que pertenecen. Es decir, al situarse los dólmenes en altura son capaces de apreciarse a decenas de kilómetros de distancia, por lo que indicarían al extranjero, al humano de otro poblado, que están entrando en la zona de influencia de un grupo social, de un asentamiento humano en particular, que se están adentrando en un terreno que tiene propiedad.
Teniendo en cuenta esta última hipótesis, algunos investigadores indican que los dólmenes también podrían ser utilizados como centro pivotante sobre el que girarían los poblados temporales a los que pertenecían los mismos buscando las zonas óptimas para el ejercicio de la agricultura y la ganadería y/o buscando las zonas más propicias dependiendo de la época del año.
La conclusión es que el dolmen Sierrezuela I se encuentra ubicado en una de las zonas más altas de este monte, dominando tanto el valle del Guadalquivir como el del Guadalbaida. Se data entre el Neolítico final y los primeros momentos del Calcolítico por los ajuares que presenta. Y su orientación se establece cumpliendo la premisa de establecer la entrada hacia la salida del sol y la cabecera hacia poniente, quizás simbolizando el paso de la vida a la muerte.
Es conveniente considerar la Sierrezuela como núcleo funerario Calcolítico ya que no sólo disponemos de este dolmen sino que en sus proximidades se encuentra documentado un segundo dolmen, Sierrezuela II, a unos 100 metros del anterior. Y no es descartable que en las proximidades podamos hallar alguno más.