Torre del Ochavo
La Torre del Ochavo se encuentra en la Hacienda de La Torre, en el extremo sureste de la Loma del Toril, cima del cerro que hace la intersección entre la carretera de Villaviciosa y la de Hornachuelos (o del pantano del Bembézar). Este edificio le ha dado nombre al cortijo, a la fuente y al arroyo que nace en sus proximidades.
A pesar de poseer la máxima protección que le confieren la Ley de Patrimonio Histórico Español y la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, Bien de Interés Cultural (B.I.C.), esta torre ha sufrido en los últimos años una intervención sin criterio profesional, convirtiéndola en un mirador en su piso superior y en una capilla en su interior, sin supervisión de la Consejería competente.
Es de planta ligeramente cuadrangular, de unos 8’80 x 7’5 m aprox. (FERNÁNDEZ, 1985) y de dos pisos: el primero de unos 3’30 x 3’35 m, cubierto de cúpula vaída semiesférica de ladrillo sujeta mediante pechinas y, el segundo, parcialmente perdido el cual sustentaría la azotea. Se accede a su planta baja por su flanco oriental (más tarde amparado por un cubículo postizo y hoy reformado desvirtuando aún más la estructura) y a su planta superior por el sur en un acceso que debió ser mediante escaleras de madera. Los muros, siendo de 3’10 m de espesor el que acoge la entrada a su planta baja, poseen un aparejo consistente en grandes bloques a manera de sillares, otros menores y fragmentos cerámicos en sus llagas unidos con argamasa, viéndose reforzadas sus esquinas exteriores con grandes prensas de molino en sus bases. A estos lienzos se les ha acoplado un sistema de iluminación con cableado y cajas de empalmes de manera poco afín a la adaptabilidad que debe tener este elemento patrimonial.
El lugar sobre el que se asienta esta estructura defensiva se remonta, al menos, a época musulmana, sin saber a ciencia cierta si en estos momentos ya se contaba con sus servicios. Fernández González nos puntualiza que dicha tipología es bastante común a finales del s. XII, la cual fue usada por los posteriores cristianos, dándonos como ejemplo la Torre de Teba que también posee chimenea en su cúpula (FERNÁNDEZ, 1985). No obstante, la fuente que narra el primer dato sobre la misma, la ubica en torno a ½ del s. XIV, concretamente en 1352; ésta trata sobre el ordenamiento de términos que hiciera Gómez Fernández de Soria y que veremos en capítulos posteriores pero, para lo que nos toca, adelantamos que Doña Urraca poseía un heredamiento próximo a «la torre de Arias Cabrera que dizen Villar de Asencio» (FERNÁNDEZ, 1985a). Sobre este villar también se nos dice que «E otrosí fuy ver el villar de Asensio do esta la torre de Pedro Cabrera», hijo del anterior Juan Arias Cabrera y biznieto de Elvira Pérez, viuda de Gonzalo Rodríguez, hermano albacea de Garci Rodríguez (FERNÁNDEZ, 1985a), el cual recordemos vendió las aguas del Guadalbaida a los vecinos de Las Posadas del Rey.
Fuente: DANIEL GARCÍA ARRABAL, Posadas, Historia de una Villa, 2014.